Control de detectives

Un control de detective está diseñado para localizar problemas después de que hayan ocurrido. Una vez que se han detectado los problemas, la gerencia puede tomar medidas para mitigar el riesgo de que vuelvan a ocurrir en el futuro, generalmente alterando el proceso subyacente. Un ejemplo de un control de detectives es un recuento de inventario físico, que puede detectar casos en los que el inventario real es menor que lo que se indica en los registros contables. Otro ejemplo es una conciliación bancaria, que puede detectar retiros inesperados de una cuenta bancaria.

Se considera que un control de detección es menos robusto que un control preventivo, ya que un control preventivo evita que se produzcan pérdidas, mientras que un control de detección puede provocar pérdidas iniciales antes de que se puedan implementar los cambios correctivos.

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