Sarbanes-Oxley

La Ley Sarbanes-Oxley fue diseñada para mejorar la calidad de los informes financieros de las empresas públicas. Fue redactado en respuesta a los informes fraudulentos de Enron Corporation, Worldcom y varias otras empresas, y fue aprobado en 2002. Las disposiciones clave de la Ley son las siguientes:

  • El CEO y el CFO deben certificar la exactitud de los estados financieros (Sección 302).

  • Es ilegal influir indebidamente en la forma en que se realiza una auditoría (Sección 303).

  • Los elementos materiales fuera del balance general deben divulgarse (Sección 401).

  • La gerencia debe establecer controles internos e informar sobre su alcance y precisión, mientras que los auditores de la empresa deben certificar la confiabilidad de esos controles (Sección 404).

  • Se imponen multas sustanciales a cualquier persona que falsifique, robe o destruya registros (sección 802).

  • Proporciona la protección de los denunciantes de represalias (Sección 806).

  • Establece sanciones penales cuando los funcionarios corporativos no certifican la exactitud de los estados financieros (Sección 906).

Las disposiciones de la ley encarecieron considerablemente la cotización de las empresas en bolsa. El resultado fue una disminución en el número de empresas públicas, especialmente entre las empresas más pequeñas que ya no podían afrontar los costos regulatorios asociados con la cotización pública. En particular, se consideró que los requisitos de la Sección 404 tenían el mayor impacto en el aumento de costos.

El nombre oficial de la Ley Sarbanes-Oxley es Ley de Responsabilidad Corporativa de 2002.

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