Etapas del desarrollo moral

Cuando se enfrenta a un dilema moral, uno puede confiar en una de las teorías pertenecientes a la ética. Una son las etapas de la teoría del desarrollo moral, que fue ideada por Lawrence Kohlberg a partir de 1958 y se expandió durante muchos años a partir de entonces, basándose en cómo las personas tienden a justificar sus acciones cuando se enfrentan a dilemas morales. Su tesis subyacente era que las personas atraviesan seis etapas de desarrollo en su razonamiento moral, y cada etapa sucesiva es más útil para responder a dilemas morales. En todas las etapas, la base principal de una etapa de desarrollo es la justicia. Una persona avanza a través de las distintas etapas en función de su formación y experiencias de vida.

Kohlberg ideó seis etapas de desarrollo moral, que se agrupan en tres niveles de moralidad. Estos niveles son la moralidad preconvencional, convencional y posconvencional. Sostuvo que el comportamiento moral es más responsable, consistente y predecible para las personas en los niveles más altos de desarrollo moral. Además, una vez que una persona alcanza una etapa superior, es bastante raro que la persona retroceda, porque cada etapa proporciona una perspectiva más completa y diferenciada que sus predecesoras.

Nivel preconvencional

El nivel preconvencional de desarrollo moral se encuentra principalmente en los niños. Aquí, el juicio de una acción moral se basa principalmente en las consecuencias directas que afectarán al individuo; en otras palabras, las decisiones se basan únicamente en el impacto en la persona que toma la decisión. La primera etapa del desarrollo moral es impulsada por la obediencia y el castigo, ya que la atención se centra en las consecuencias directas de una acción a tomar. Por lo tanto, una acción se considera moralmente incorrecta cuando la persona es castigada por realizarla. Por ejemplo, un niño aprende que no debe beber alcohol porque está castigado por hacerlo. Cuando el castigo asociado con una acción es más severo de lo habitual, la acción que desencadenó el castigo se considera inusualmente mala.Esta línea de razonamiento evitaría que un niño se involucre en cualquier actividad que haya tenido consecuencias negativas directas para él en el pasado.

La segunda etapa del desarrollo moral es impulsada por el interés propio, donde las decisiones se basan en lo que la persona crea que es lo mejor para él, aunque sin considerar el impacto en la reputación o las relaciones con los demás. En este punto, una persona es casi completamente egocéntrica al tomar decisiones, donde la preocupación por los demás no es una consideración a menos que hacerlo desencadene una acción que ayude a la persona. Por ejemplo, un adolescente roba el dinero del almuerzo de otro estudiante en la escuela. Hacerlo aumenta su saldo en efectivo, pero a expensas del niño que ya no puede almorzar.

Cuando un adulto no ha pasado más allá del nivel preconvencional de desarrollo moral, las reglas del lugar de trabajo deben establecerse claramente y hacerse cumplir rígidamente para garantizar su cumplimiento. Además, el alto nivel de autocentrado en esta etapa hace que un adulto sea bastante inadecuado para un puesto directivo.

Nivel convencional

El nivel convencional de desarrollo moral se puede encontrar tanto en niños como en adultos. Aquí, el razonamiento moral incluye una comparación de las acciones tomadas con los puntos de vista de la sociedad sobre lo que está bien o mal, incluso cuando no hay consecuencias asociadas con seguir o no seguir esos puntos de vista. El principal factor de decisión es el deseo de complacer a los demás. La tercera etapa del desarrollo moral es impulsada por el acuerdo interpersonal y la conformidad, donde se espera que la persona se ajuste a los estándares sociales. En esta etapa, el individuo intenta estar a la altura de las expectativas de los demás, porque ha aprendido que ser considerado una buena persona le aporta beneficios. Un resultado lógico es que la persona comienza a evaluar las consecuencias de una acción en términos del impacto en sus relaciones con los demás. Por ejemplo,una persona podría abstenerse de participar en una actividad ilegal, porque ser atrapada dañaría la reputación de su familia.

La cuarta etapa del desarrollo moral está impulsada por el mantenimiento del orden social; esto significa que la persona está más preocupada por obedecer las leyes y convenciones sociales, debido a su importancia en el apoyo a una sociedad en funcionamiento. En esta etapa, las preocupaciones de la persona se expanden más allá de su círculo inmediato de amigos y familiares, para abarcar un grupo más amplio de personas. Esta etapa engloba un concepto adicional, que es el deber de respetar la ley; por lo tanto, violar la ley es moralmente incorrecto. La mayoría de los adultos permanecen en este nivel.

Nivel posconvencional

El nivel posconvencional de desarrollo moral se centra en el desarrollo de principios personales que pueden diferir de los de la sociedad. Este punto de vista permitiría a una persona desobedecer las reglas que son consistentes con sus propios principios. En esta etapa, una persona ve la moral convencional como útil para mantener el orden social, pero que también está sujeta a cambios. La quinta etapa del desarrollo moral está impulsada por una orientación hacia el contrato social, donde la persona entiende que las leyes reflejan el consenso de una mayoría, pero que se pueden formular opiniones sobre si una ley debe ser alterada a través de procesos democráticos para lograr el mayor bueno para la mayor cantidad de personas.

La sexta etapa del desarrollo moral se centra en los principios éticos universales. En esta etapa, la persona se basa en su propio razonamiento moral, que se basa en principios éticos universales, que se examinan desde los puntos de vista de los demás. El individuo considera que las leyes son válidas sólo en la medida en que se basan en la justicia; por lo tanto, las leyes injustas no deben ser obedecidas. Razonar a este nivel podría resultar en infringir la ley, dejando a la persona sujeta a sanciones legales que pueden incluir el encarcelamiento. Dados los riesgos personales asociados con esta etapa final, pocas personas avanzan en su razonamiento moral para abarcarla. Dos ejemplos de personas que operaban habitualmente en esta área fueron Mahatma Gandhi y Nelson Mandela.

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